Cada historia auténtica nace de una conexión profunda: con nuestras raíces, con nuestro cuerpo y con lo que verdaderamente nos hace sentir bien.

Anastasia, fundadora de Marusia Kéfir, creció en San Petersburgo, una ciudad vibrante y cultural en el norte de Rusia. Allí estudió y obtuvo su maestría en Comercio Internacional, una formación que más tarde le permitió construir un puente entre culturas y llevar un producto tradicional ruso al corazón de México.

Desde niña, el kéfir fue parte esencial de su vida diaria. En Rusia (y en gran parte de Europa del Este) el kéfir es algo tan común como el pan o el té. Su madre siempre le decía: “Toma tu vaso de kéfir, es parte de tu salud”. Así, Anastasia creció sabiendo que el bienestar comienza desde adentro.

Durante los veranos, viajaba a Samara, la ciudad de su abuela María, conocida cariñosamente como Marusia. Ella tenía su propia granja, con vacas y una pequeña producción familiar de leche, mantequilla y kéfir. En esos días de verano, Anastasia aprendió el verdadero valor de los alimentos vivos: hechos con respeto, con tiempo y con amor.

Años más tarde, el destino la llevó a México, un país que la enamoró por su energía, su calidez y su cultura. Pero con el tiempo notó un cambio: su digestión se volvió más lenta, su cuerpo menos ligero. Tardó en entenderlo, hasta que recordó aquel ritual tan cotidiano de su infancia —su vaso de kéfir cada día— y comprendió que algo esencial faltaba en su nueva vida.

Movida por su curiosidad y su pasión por la salud natural, Anastasia comenzó a estudiar nutrición por su cuenta, leyendo, investigando y profundizando cada vez más. Finalmente, se certificó como Health Coach, convencida de que el bienestar auténtico nace del equilibrio entre el cuerpo, la mente y lo que comemos.

Así nació Marusia Kéfir, en honor a su abuela y a las raíces que le enseñaron el valor de lo natural. Un proyecto que une ciencia, tradición y propósito: hacer que el auténtico kéfir ruso —natural, artesanal y lleno de vida— sea accesible para todos los mexicanos, para que también puedan experimentar la ligereza, la armonía y el bienestar que aporta este alimento milenario.

Hoy, Marusia Kéfir no es solo una bebida fermentada.
Es una historia viva: de raíces rusas, corazón mexicano y una misión universal —cuidar de nosotros mismos desde adentro, con lo más puro que nos ofrece la naturaleza.